Cuando te escribo, decido hacerlo después de un estallido en mi mente, en ese día, durante esa hora y en ese concreto minuto en el que siento que necesito una desconexión del mundo, o en su defecto, una conexión a ese mundo que desde aquí tanto antojo... Mi mundo, mi gente, mi espacio, mi aire...
Soy feliz, pero me faltas mundo.